11M NI OLVIDO NI PERDON.

Posted by Admin On

Reproducimos la crónica del acto del 11M posteada en el blog


Creo que fue Chesterton el que dijo "A cada época la salva un pequeño puñado de hombres que tienen el coraje de ser inactuales" y es posible que tuviera razón. Al menos el pasado día 11, en la fría noche madrileña, frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz yo habría jurado que tenía razón, porque un puñado de hombres y mujeres con una enorme dignidad y determinación se manifestaron para gritarle al mundo que no están dispuestos a olvidar ni a perdonar los atentados del 11 de marzo.

Ese mismo día el Congreso había decidido que en adelante las victimas del 11-M serían homenajeadas con las demás victimas del terrorismo, y es que no hay mejor sitio para esconder una hoja que el suelo del bosque, pero por la noche un puñado de hombres atemporales capitaneados por don Manuel Canduela fueron a gritarle a la cara al PSOE que siguen queriendo saber la verdad.

Frente a al vergonzoso silencio del PP, frente a la criminal complacencia del PSOE, máximo beneficiario del la masacre, se erguía la tenacidad del presidente de Democracia Nacional. Supongo que desde los despachos de la última planta de la sede de Ferraz el señor Canduela debía parecer muy pequeño, pero a pie de calle, para todos cuantos pudimos escucharle, parecía crecer por momentos. Y es que la grandeza de un hombre no se mide por la planta en que se ubica su despacho, sino por su talla moral, por su determinación y por los enemigos a los que se enfrenta.

El señor Canduela ayer, micrófono en mano, plantó cara a todo un régimen: el del bipartidismo que usa todos sus medios para pararle sin conseguirlo. Por eso a todos aquellos que le vimos con el ostentoso edificio de la sede socialista al fondo, nos pareció un gigante.

Don Manuel Canduela no está dispuesto a olvidar, nosotros tampoco. Don Manuel Canduela no está dispuesto a perdonar, nosotros tampoco. Don Manuel Canduela quiere saber la verdad y nosotros, los hombres y las mujeres de Democracia Nacional, también.

Es posible que nosotros seamos ese puñado de hombres inactuales que salve nuestra época y es posible que por eso los mezquinos que habitan en los despachos de las últimas plantas sudan miedo cuando a pie de calle les gritamos que nunca les vamos a olvidar.